Los desafíos de las comunidades
Las comunidades campesinas en Colombia enfrentan múltiples desafíos estructurales que afectan profundamente su calidad de vida. Entre los principales se encuentran el desempleo, las limitaciones en el acceso a servicios básicos como salud y educación, el empobrecimiento y la persistente violencia sociopolítica.
Estos problemas son especialmente visibles en regiones como Caldas —zona cafetera andina— y Caquetá —región amazónica—, donde las condiciones de vida en las áreas rurales están marcadas por altos niveles de pobreza multidimensional, degradación ambiental, conflictos por el uso del suelo y exposición a riesgos naturales.
Tanto en Caldas como en Caquetá, el conflicto armado ha dejado huellas profundas: desplazamiento forzado, pérdida de tierras, control social y territorial, así como estigmatización de las comunidades rurales.
Estos impactos han configurado escenarios de vulnerabilidad que se agudizaron con la pandemia de COVID-19. Durante esta crisis, se profundizaron las dificultades económicas, se acentuaron las tensiones sociales y se restringió la movilidad en muchos territorios, generando sentimientos de miedo, incertidumbre y aislamiento.